.....con vino de Arlanza.
Aquellas tan frescas como excitantes nueces nos habían hecho acabar con el pichel de sangría; y aquel el vinillo agrio de Lerma,(.....), nos había abierto tanto el apetito como alegrado el corazón y calentado la cabeza, borrando los diez años de diferencia que entre mi diez y siete y los veintisiete del corregidos mediaban. Comimos como dos condiscípulos que a hallarse juntos volvieran tras diez años de separación, y éramos a los postres tan amigos y tan iguales, como si de veras condiscípulos hubiéramos sido desde la escuela de primeras letras.
José Zorrilla, "Recuerdos del tiempo viejo"
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